En el año 2461, después de miles de alteraciones genéticas y duros procesos de selección, un grupo de científicos iraní logró dotar a la mosca común de una inteligencia y esperanza de vida superiores a la del ser humano.
Después de años de sufrimiento y torturas en una celda acristalada, este primer grupo de moscas, liderado por Zum I el Bello (2461-2543) logró escapar y refugiarse en un bosque cercano, no sin antes jurar venganza.
Durante el tiempo que duró su aislamiento, evitaron cualquier contacto con el ser humano, salvo el necesario para recopilar información útil en el desarrollo de su propia tecnología bélica. La cual era, junto a la reproducción, su mayor esperanza para la supervivencia. La importancia de tener una alta tasa de natalidad era recordada a diario por carteles y campañas promocionales. Su número aumentó millones de veces, y cada una de las crías era sometida a un ferreo entrenamiento militar, lo que les permitió crear uno de los mayores ejércitos que la tierra ha conocido.
El día que todo estuvo completamente preparado, dio comienzo la operación. Equipadas con máscaras antigás para neutralizar los posibles ataques con insecticida del enemigo, se infiltraron en la base militar de Jankala en Rusia y lanzaron misiles nucleares contra Nueva York y Pekín. Corría el año 2587.
Pese a los intentos del gobierno ruso por demostrar que se trataba de un fatal error en sus sistemas, Estados Unidos y China no tardaron en reaccionar, lanzando un ataque masivo. Rusia por su parte, recibió el apoyo de India, Pakistán y España Oriental. Pronto, casi todas las principales potencias del planeta se vieron envueltas en la 5ª guerra mundial, una guerra que duraría 15 años.
Poco antes de finalizar la guerra y sin nadie que supiese siquiera de su existencia, las moscas se expandieron a lo largo del globo, estableciendo colonias a su paso. Mientras, La Venganza Alada (su grupo de élite), ejecutaba la parte final del plan: la distribución entre los hombres supervivientes de una nueva variedad del virus de la malaria, creada para la ocasión.
Esto es todo por hoy chicos, para mañana quiero una redacción de mil palabras explicando las razones del fracaso de la raza humana.
La cruda realidad
Que los niños pueden ser muy crueles y golpear con bastante fuerza es algo que Jesús aprendió pronto. Desde su nacimiento habían corrido rumores por el pueblo, él era para todo el mundo "el bastardo"
Pasó gran parte de su infancia sólo y sin amigos. Un día, harto de la situación, le preguntó a su padre el motivo de su exclusión social, el cual le respondió con sinceridad.
- Jesús, yo no soy tu verdadero padre. Tú eres hijo de Dios y si los demás niños no te respetan es debido a que desconocen lo especial que eres.
Al día siguiente, el pequeño Jesús les comunicó a todos su recién descubierta divinidad, lo cual, en vez de elevarle a la cima de la popularidad, le provocó ligeros traumatismos craneoencefálicos. Lejos de desanimarse, empezó a predicar su filosofía de vida a todo aquel que le prestaba algo de atención. Haciendo gala de una perseverancia digna de un borracho intentando ligarse a la rubia del final de la barra, en la mayoría de edad ya contaba con doce fieles seguidores.
Eran conocidos como "los apóstoles" y, en lugar de enfrentarse a otras bandas juveniles, abrazaron las ideas pacifistas de Jesús. Le idolatraban y respetaban como a un padre y comenzaron a escribir todas sus hazañas. Cada paso que daba se convertía en algo digno de elogio, era convenientemente adornado y, a veces, inventado. Fueron los primeros periodistas de la historia.
En anteriores episodios... Capítulo 1: Ángeles, mentiras y sexo
En 1903 apareció de la nada un curioso hombre en un pueblo de Albacete. Portaba un tetrabrick de leche, una goma elástica y un pequeño dragón de juguete cortesía de Kinder Sorpresa. Objetos con los que afirmaba haber fabricado la primera máquina del tiempo.
"El dios de los tiempos", como se hacía llamar, había nacido en el año 2001, decía no poder regresar a su hogar, ya que su máquina funcionaba aleatoriamente, y llevaba 20 años explorando el espacio-tiempo.
Este intrépido viajero escribió un manuscrito antes de su misteriosa desaparición en 1907. De él sólo se conservan algunos capítulos, en los que relata, con un estilo muy particular, acontecimientos tan dispares como la guerra civil española, la partida de Colón hacia América, el primer combate a muerte televisado en la final de Gran Hermano 87 o la abolición de la monarquía en 2026.
Aunque sin duda, lo más desconcertante de su obra es un fragmento firmado por él que se encontró hace pocos años en un antiguo prostíbulo:
- Hace 2 días que llegué a este lugar y aún no he visto a ningún ser humano, pensaría que estoy en un remoto pasado si no fuera porque escribo estas líneas desde la suite de un hotel de lujo, parece que recientemente abandonado, en el cual he tenido a bien instalarme. Apenas he encontrado comida, aunque por fortuna cuenta con una amplia bodega. Al igual que el hotel, la ciudad está completamente desierta, por lo que mi estancia aquí la dedicaré a buscar el motivo de esta ausencia de vida.
Día 8. Sigo sin encontrar una explicación a la desaparición del ser humano en este lugar ¿Habrán huido a otro planeta por falta de recursos naturales? ¿Un repentino ataque alienigena? Hoy he salido al exterior en un intento de recopilar información y alimento, pero hacía frío y decidí meditar el asunto desde el jacuzzi. El vino es excelente.
Día 17. Ha llegado el momento de mi partida, ahora que empiezo a apreciar como se merece el sabor de las ratas muertas del sótano, he logrado encender el televisor, el cual parece haberme revelado el misterio. En él hay una grabación que se repite constantemente: Una mujer de pelo rosa comenta una noticia: "El difunto George W. Bush, criogenizado en 2043 tras morir a manos de su tercera mujer y devuelto a la vida hace 10 años por un grupo de incondicionales, ha sido, según todos los sondeos, elegido presidente de la República Centro-Norte Americana. En su discurso de esta tarde afirmó que su gran prioridad era combatir el terrorismo para proteger las libertades de la ciudadanía..."
Zúbdalo era un planeta pequeño, un lugar tranquilo. Su gente vivía sin grandes lujos, sin más pretensiones que llevarse algo a la boca cada mañana y a alguien a la cama cada noche. La comida no era un gran problema, ya que abundaba. Así que ocupaban la mayor parte del tiempo en la búsqueda de nuevas parejas.
Nunca se habían preocupado de mirar al cielo, salvo para pedir favores a uno de sus 750 dioses, usados para explicar los fenómenos que no lograban entender, como la lluvia, el fuego o el sentido de la vida. Hasta que, una calurosa mañana de verano, un extraño aparato descendió y se posó suavemente en el centro de uno de los poblados. De su interior salieron unos seres blancos con la cabeza negra, feos pero con cierto encanto. Uno de ellos portaba un trapo multicolor y el resto palos negros.
Después de un rato jugando con una caja luminosa, aquellos seres empezaron a arrancarse la cabeza, aunque para sorpresa de todos los zúbdalos allí presentes, tenían una segunda cabeza debajo. Esta era aún más fea, y esta vez sin ningún encanto. De su parte superior brotaban finos hilos negros, sus ojos eran pequeños y...
- No temáis amigos -Interrumpió una voz metálica- Hemos venido desde La Tierra para traeros el progreso, para civilizar este insignificante planeta. Os libraremos de vuestras bárbaras costumbres, os enseñaremos la verdadera religión, sus leyes y la virtud de la castidad. Quién no desee ser civilizado, deberá comunicarlo en un plazo de dos días para proceder a su...
La voz cesó bruscamente, y los extraños seres blancos empezaron a caer al suelo entre gritos de dolor para posteriormente morir.
Ellos guardaron los dardos sobrantes y siguieron con su particular búsqueda de la felicidad.
- ¿Por qué habré dejado que me trajeses aquí?
- ¿Tienes miedo?
- Para no tenerlo, mira la altura de este puente, y abajo ni siquiera hay agua, sólo piedras y animales salvajes dispuestos a devorar mis restos sin vida.
- No me seas dramático, yo lo he hecho muchas veces y es completamente seguro. Sigo vivo, ¿verdad?
- Ojalá te hubieses abierto la cabeza, desgraciao, así yo no estaría aquí ahora.
- Mira, ya no te puedes echar atrás. No te imaginas lo que he sufrido para conseguir el equipo. Además lo estoy grabando todo, no querrás que ella te vea como un cobarde.
- Me da igual, sigo siendo bueno en el sexo, el resto carece de importancia, y lo de la valentía está sobrevalorado. Yo me bajo de aquí.
- Pero si todo esto es por ti, lo he preparado para que celebres el fin de tu soltería como los grandes.
- ¿Qué ha sido de la gran tradición de ir de putas en las despedidas de soltero?
- Eso está muy visto, hay que ser original en esta vida. ¿Quieres saltar de una vez?
- Que no tío, que yo me bajo de aquí.
- Pero ¿No sientes eso?
- ¿Qué?
- El viento en tu cara, la adrenalina subiendo, cómo un pájaro a punto de volar.
- Los pájaros tienen alas, yo sólo tengo una puta cuerda. Venga, vámonos de cañas, yo invito.
- Pero yo quiero saltar, necesito saltar.
- Pues salta, nada te lo impide, pero yo no pienso tirarme de este puente.
- Llevo un mes preparando esto, es tu sorpresa. Si salto yo sólo no habrá servido de nada.
- Haberlo pensado antes.
- Que saltes, coño.
Le empujó
- ¡Hijo de puta!
Entonces, al ver el cuerpo en un charco de sangre, recordó que no había asegurado el equipo. Dejó la cámara en la valla y se dejó caer, su último vuelo.
Ángeles, mentiras y sexo
Palestina, 2000 años atrás...
José, carpintero de profesión, ingenuo y buena gente se ha casado con María, mucho más joven que él, hija de sus padres y muy limpia según las ancianas del lugar. Al poco tiempo de la boda, una ceremonia íntima pero emotiva, María se encuentra inquieta. Su marido no cumple con sus obligaciones matrimoniales, constantemente se excusa alegando dolores de cabeza, una situación que a ella se le hace insostenible.
Cierto día, María se encuentra con un amigo de la infancia al que, para preservar su intimidad, llamaremos Sr. X. Después de unos minutos de agradable conversación, deciden ir a un lugar apartado, donde la conversación se torna más amistosa por momentos y María, pese al rechazo inicial, termina sucumbiendo a los placeres carnales.
La mala fortuna se ceba con María, que queda encinta tras ese único encuentro, poniendo en serio peligro su integridad física, puesto que el adulterio se castiga con la muerte por lapidación. Teniendo en cuenta que nunca había consumado su matrimonio con José, sólo le quedaban dos opciones: confesar su desliz y morir con escasa dignidad o mentir. Eligió, obviamente, la segunda alternativa, pero ¿cómo explicar el embarazo?
Tras un periodo de reflexión decidió ocultarlo hasta que, meses después, José observó el progresivo aumento de tamaño que experimentaba la cintura de su mujer y le preguntó el motivo. Sin excusas posibles, María se vio obligada a confesar su estado, aunque matizando el motivo de este.
- José, estoy embarazada, hace unos días un ángel se apareció ante mí y me dijo que a partir de ese momento portaría en mi interior al hijo de Dios.
Él, aunque perplejo por la respuesta y con ciertas dudas, puso su mejor sonrisa y le contestó
-Que gran noticia, haré una cuna.
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