El gran vuelo

- ¿Por qué habré dejado que me trajeses aquí?

- ¿Tienes miedo?

- Para no tenerlo, mira la altura de este puente, y abajo ni siquiera hay agua, sólo piedras y animales salvajes dispuestos a devorar mis restos sin vida.

- No me seas dramático, yo lo he hecho muchas veces y es completamente seguro. Sigo vivo, ¿verdad?

- Ojalá te hubieses abierto la cabeza, desgraciao, así yo no estaría aquí ahora.

- Mira, ya no te puedes echar atrás. No te imaginas lo que he sufrido para conseguir el equipo. Además lo estoy grabando todo, no querrás que ella te vea como un cobarde.

- Me da igual, sigo siendo bueno en el sexo, el resto carece de importancia, y lo de la valentía está sobrevalorado. Yo me bajo de aquí.

- Pero si todo esto es por ti, lo he preparado para que celebres el fin de tu soltería como los grandes.

- ¿Qué ha sido de la gran tradición de ir de putas en las despedidas de soltero?

- Eso está muy visto, hay que ser original en esta vida. ¿Quieres saltar de una vez?

- Que no tío, que yo me bajo de aquí.

- Pero ¿No sientes eso?

- ¿Qué?

- El viento en tu cara, la adrenalina subiendo, cómo un pájaro a punto de volar.

- Los pájaros tienen alas, yo sólo tengo una puta cuerda. Venga, vámonos de cañas, yo invito.

- Pero yo quiero saltar, necesito saltar.

- Pues salta, nada te lo impide, pero yo no pienso tirarme de este puente.

- Llevo un mes preparando esto, es tu sorpresa. Si salto yo sólo no habrá servido de nada.

- Haberlo pensado antes.

- Que saltes, coño.

Le empujó

- ¡Hijo de puta!

Entonces, al ver el cuerpo en un charco de sangre, recordó que no había asegurado el equipo. Dejó la cámara en la valla y se dejó caer, su último vuelo.