Civilizando
Zúbdalo era un planeta pequeño, un lugar tranquilo. Su gente vivía sin grandes lujos, sin más pretensiones que llevarse algo a la boca cada mañana y a alguien a la cama cada noche. La comida no era un gran problema, ya que abundaba. Así que ocupaban la mayor parte del tiempo en la búsqueda de nuevas parejas.
Nunca se habían preocupado de mirar al cielo, salvo para pedir favores a uno de sus 750 dioses, usados para explicar los fenómenos que no lograban entender, como la lluvia, el fuego o el sentido de la vida. Hasta que, una calurosa mañana de verano, un extraño aparato descendió y se posó suavemente en el centro de uno de los poblados. De su interior salieron unos seres blancos con la cabeza negra, feos pero con cierto encanto. Uno de ellos portaba un trapo multicolor y el resto palos negros.
Después de un rato jugando con una caja luminosa, aquellos seres empezaron a arrancarse la cabeza, aunque para sorpresa de todos los zúbdalos allí presentes, tenían una segunda cabeza debajo. Esta era aún más fea, y esta vez sin ningún encanto. De su parte superior brotaban finos hilos negros, sus ojos eran pequeños y...
- No temáis amigos -Interrumpió una voz metálica- Hemos venido desde La Tierra para traeros el progreso, para civilizar este insignificante planeta. Os libraremos de vuestras bárbaras costumbres, os enseñaremos la verdadera religión, sus leyes y la virtud de la castidad. Quién no desee ser civilizado, deberá comunicarlo en un plazo de dos días para proceder a su...
La voz cesó bruscamente, y los extraños seres blancos empezaron a caer al suelo entre gritos de dolor para posteriormente morir.
Ellos guardaron los dardos sobrantes y siguieron con su particular búsqueda de la felicidad.
Nunca se habían preocupado de mirar al cielo, salvo para pedir favores a uno de sus 750 dioses, usados para explicar los fenómenos que no lograban entender, como la lluvia, el fuego o el sentido de la vida. Hasta que, una calurosa mañana de verano, un extraño aparato descendió y se posó suavemente en el centro de uno de los poblados. De su interior salieron unos seres blancos con la cabeza negra, feos pero con cierto encanto. Uno de ellos portaba un trapo multicolor y el resto palos negros.
Después de un rato jugando con una caja luminosa, aquellos seres empezaron a arrancarse la cabeza, aunque para sorpresa de todos los zúbdalos allí presentes, tenían una segunda cabeza debajo. Esta era aún más fea, y esta vez sin ningún encanto. De su parte superior brotaban finos hilos negros, sus ojos eran pequeños y...
- No temáis amigos -Interrumpió una voz metálica- Hemos venido desde La Tierra para traeros el progreso, para civilizar este insignificante planeta. Os libraremos de vuestras bárbaras costumbres, os enseñaremos la verdadera religión, sus leyes y la virtud de la castidad. Quién no desee ser civilizado, deberá comunicarlo en un plazo de dos días para proceder a su...
La voz cesó bruscamente, y los extraños seres blancos empezaron a caer al suelo entre gritos de dolor para posteriormente morir.
Ellos guardaron los dardos sobrantes y siguieron con su particular búsqueda de la felicidad.
2 Comentarios: Publicar un comentario
Anónimo (27/1/07 21:20)
Muy buenos tus textos. Merece la pena seguirlos.
Marchando un votito.
Saludos.
Anónimo (17/4/07 05:44)
Ke merece la pena seguirlos? mas bien seria una pena el no leerlos!! No solo son excelentes, sino que tmb tienen muy buenos mensajes... sigue asi
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